jueves, 13 de agosto de 2015

Mijail Kilev - Jruschov y disgregación de la URSS



La destrucción de la Unión Soviética y el Bloque del Este, la restauración del capitalismo a comienzos de los años 90 en una serie de países socialistas fue el golpe más duro que sufrieron el movimiento comunista internacional y las fuerzas revolucionarias, progresistas y democráticas de todo el mundo.
Hoy, a un cuarto de siglo de esos trágicos acontecimientos, es  necesario mirar hacia atrás, no para recordar la historia con nostalgia sino para estudiarla críticamente con el método materialista y dialectico marxista. Aun hoy, dentro del campo popular no solo no se han esclarecido las causas que propiciaron el colapso del socialismo como sistema sino que además circulan versiones intencionadamente falsas y tergiversadoras, a tono con los intereses del enemigo de clase, que han generado aún más confusión, inercia y derrotismo entre las filas comunistas.
Enver Hoxha señalaba que: “La confusión es aún mayor a causa de que los revisionistas jruschovistas intentan vender por socialismo la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en otros lugares. Su demagogia confunde a mucha gente honrada, que al criticar con justa razón numerosos fenómenos negativos en la vida de la Unión Soviética y de los demás países revisionistas, identifican el régimen de su país con el  socialismo y las consecuencias de la restauración del capitalismo se las atribuyen al socialismo."
Todos los enemigos del marxismo-leninismo, que hasta 1991 no eran más que cadáveres políticos, levantaron cabeza para festejar el fin de lo que llamaban “burocracia estalinista” “estados obreros degenerados” (entre otros conceptos igualmente absurdos) y para reclamar la “justeza” de sus ideas anti-científicas y anti-marxistas. En este campo los trotskistas, socialdemócratas y oportunistas de toda laya, estimulados por la contrarrevolución, se dedicaron a “hacer leña del árbol caído” mientras que los que creyeron y apoyaron ciegamente la línea soviética revisionista, lejos de enmendar sus errores (u horrores) ideológicos, se encausaron por otros caminos igualmente revisionistas y anti-leninistas.
Este trabajo de Mijaíl Kilev echa luz sobre todos estos acontecimientos, ayuda a conocer la historia del primer Estado Socialista del mundo, refuta científicamente las montañas de calumnias y mentiras de los revisionistas y los destruye teóricamente. Este libro merece ocupar un lugar en la biblioteca marxista-leninista que todo comunista y revolucionario debe estudiar y asimilar para cumplir con su misión histórica; defender el nombre y la obra  inmortal de Lenin y Stalin.

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